Releo La era del individuo tirano de Éric Sadin.
El yo representa la fuente primera -y en general definitiva- de la verdad.
Estoy en desacuerdo con la primera parte de esa afirmación: creo que la fuente primera de la verdad se construye en otro lugar. Y la relevancia no está en qué es verdad, sino en cómo algo se convierte en verdadero. ¿A través de qué mecanismos lo hace? Me parece más importante detenernos en esto, porque la así llamada batalla cultural es menos una cuestión relacionada con el consenso en torno a ciertas nociones que la búsqueda de modificar el criterio epistemológico necesario para que esas nociones se establezcan como ciertas.
El cambio de criterio epistemológico, para mí, viene dado por la repetición. Una verdad se establece como tal a base de su viralización. Es la razón por la que fake news son compartidas a sabiendas de su falsedad. Generar un consenso en torno al debate sobre la metodología que construye la veracidad de una afirmación demanda un esfuerzo que nadie está en condiciones de hacer por ausencia de voluntad o falta de tiempo. Repetir un mensaje hasta inocularlo en el cuerpo social supone una tarea mucho menos ardua. La dinámica de redes sociales evidencia que la reproducción de ciertos mensajes hasta la náusea es un artefacto efectivo en la construcción de verdad.
Ya no producimos episteme. Producimos doxa.